En Carta desde la fe

En muchas ocasiones, nos resulta más fácil ventilar los fallos de la Iglesia que darnos cuenta de lo mucho que nos ofrece. Nos dolemos por sus limitaciones y errores, que ahí están; pero también deberíamos reconocer, con alegría y gratitud, que la Iglesia, esta Iglesia diocesana de Teruel y Albarracín, es una gran familia, en la que muchos habéis conocido a Jesucristo y su Evangelio; una gran familia que nos alimenta en la fe y nos sostiene en la misión. Tú y yo somos cristianos por la gracia de Dios y por la necesaria mediación de la Iglesia: por esa catequista que nos ayudó a intuir mejor la grandeza de creer, por ese sacerdote que nos escuchó y nos ayudó a acoger la misericordia de Dios, por esos cristianos laicos que nos conquistaron con su ejemplo de oración, solidaridad y valentía, anunciando verdades incómodas y defendiendo la dignidad de los más indefensos.

En esta gran familia, somos lo que tú nos ayudas a ser, porque tú eres Iglesia. Somos la aportación de los que sois solidarios con vuestros próximos, o trabajáis en Cáritas, Manos Unidas y otras organizaciones caritativas, porque sois Iglesia. Somos el esfuerzo de los que cuidáis generosamente nuestros templos y celebraciones, porque sois Iglesia. Somos la dedicación de las personas que os consagráis a Dios en la vida religiosa, el sacerdocio o las misiones, porque sois Iglesia. Somos la contribución de quienes compartís responsablemente vuestro dinero con la parroquia, porque sois Iglesia. Somos el esfuerzo de tantos laicos y laicas que os comprometéis en la familia, la educación, el trabajo, la economía, la política, el pueblo, el barrio, la casa común en la que vivimos, porque sois Iglesia. Somos la oración de los que rezáis por los que sufren, por las personas a las que más queréis… porque sois Iglesia. Somos lo que tú y yo podemos compartir con la Iglesia, con nuestra Diócesis. Somos una gran familia, contigo.

Por eso, en este Día de la Iglesia Diocesana, nos podemos preguntar: ¿Reconozco y agradezco habitualmente la aportación de la Iglesia a mi vida personal y al conjunto de la sociedad? ¿Podría aportar algo más, para que la Iglesia siga ofreciendo al mundo palabras de esperanza y gestos de humanidad, dentro y fuera de nuestro territorio?

Esta gran familia trabaja para crecer en transparencia, por eso hoy, como cada año, se publica la situación económica de la Diócesis. También estamos empeñados en avanzar, con el Papa Francisco, por el camino de la sinodalidad, para que nadie se sienta “cristiano de segunda”, para que todos puedan considerarse miembros de esta gran familia.

Con el corazón lleno de gratitud, por la dedicación de los laicos, religiosos y sacerdotes, por la generosidad de tantos hombres y mujeres de nuestra Diócesis, os envío un saludo muy cordial a todos, en el Señor.

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