En Al ritmo de los acontecimientos

Hace unos años estuve con un grupo de universitarios de la parroquia en París. Además de conocer la ciudad nos dedicamos también a “investigar” algunas parroquias y su forma de actuar en estos tiempos que corren. Nos llamó la atención cómo en sus carteles de entrada proliferaban anuncios de actividades de todo tipo: litúrgicas, caritativas, catequéticas, formativas, de encuentros lúdicos… y esto para todas las edades.

Pero sobre todo una nos llegó al corazón, aunque propiamente no es una parroquia, sino un lugar de acogida. Situada en el corazón de uno de los barrios financieros más importantes de Europa, “La Defensa”, con más de 1500 sociedades empresariales, con más de 3 millones de m2 de oficinas en las que trabajan 160.000, un barrio de 20.000 habitantes fijos,  se encuentra la Casa de la Iglesia de “Nuestra Señora de Pentecostés”, inaugurada el 7 de enero de 2001. Está concebida según una tradición antigua de las primeras comunidades cristianas. Consta de tres niveles: el zaguán de entrada, un magnífico espacio para acoger, encontrarse, escuchar y dialogar, contiene también librería religiosa y sala de exposiciones (cada dos meses hacen una exposición de arte moderno religioso); la iglesia o “cámara alta”, tal como era en los albores de la cristiandad, el espacio para las celebraciones y la oración; y los despachos y salas de reunión en el semisótano, con cafetería y comedor.

Al llegar, te reciben dos personas jubiladas que son voluntarias para la acogida. Lo hacen con una  sonrisa, te preguntan de dónde eres y te informan de los grupos y sus actividades. En un aparador de diseño unas sencillas cuartillas presentan los distintos grupos y movimientos que se reúnen y dan vida a la comunidad, son estos: Profesionales Financieros Cristianos, Escuela de Adoración, El Camino de Zaqueo (para compartir tus riquezas), Grupo de Escucha de la Palabra y de la Alabanza, Movimiento de Ejecutivos Cristianos, Coro Litúrgico, Acción Católica, Café-documento (para analizar una noticia actual desde la fe de la Iglesia), Jubilados Activos y Voluntarios, Evangelio y Trabajo (compartir la experiencia profesional a la luz de la fe), Circulo de formación en la espiritualidad evangélica, Vivir de otra manera (buscar la coherencia y la lógica de la vida en el Evangelio), Taller de Gospel, Nuevas Tecnologías (ética y moral en los profesionales de internet, informática, telecomunicaciones…), Auditoría y Oficios (temas de reflexión ética), Solidaridad y Distribución (voluntarios profesionales enseñan a desfavorecidos a encontrar trabajo, –se ha constituido un grupo cristiano de 40 parados–, ayudas para salir de la alcoholemia, para salir de la calle, gente con problemas de soledad, enfermedad, etc…), Grupo de Deontología (para profesionales de distintas ramas), y el Equipo de Diáconos (que están al servicio del funcionamiento del todo). Casi dos mil personas se mueven en estos grupos.

Cuando tomas una hoja de información, todas con el mismo diseño, encuentras los objetivos que persiguen cada grupo; el día de la semana, horario, y sala en donde se reúnen, así como el nombre y el teléfono del responsable. Todos los grupos, antes de la reunión, suben a la iglesia a hacer oración. Pero lo que más nos llamó la atención es que una vez a la semana, los miércoles, se reúnen todos los que puedan para celebrar la Eucaristía y comer después juntos. Nos decía uno de los voluntarios, “cada vez nos damos más cuenta que el ecumenismo debemos comenzarle por nuestra casa”. Esto lo firmo yo ahora, dijo uno de los universitarios, que me acompañaban.

Aquí está la madre del cordero, bien sabéis que, cuando leemos la Palabra del Señor, cada uno de nosotros va acentuando aquello con lo que mejor sintoniza, y va subrayando lo que mejor y más directamente responde a sus planteamientos y a su visión personal de la vida. Con frecuencia no sospechamos los creyentes, ni los mismos curas, el riesgo que corremos de adulterar el contenido de la fe, trasmitida por la Iglesia. No somos conscientes de la influencia que ejerce en nuestra lectura y escucha de la Palabra la mentalidad del estrato social al que pertenecemos, la ideología que predomina en nuestra concepción de la vida, las experiencias personales –incluso de pecado– que hemos vivido, la posición ante los problemas concretos de nuestra sociedad, las relaciones de amistad que nos influyen,  las opciones que vamos tomando en la vida… Precisamente, aquel que ingenuamente cree acercarse al Evangelio con objetividad, sin sospechar de sus prejuicios y predisposiciones, es el que más riesgo corre de falsearlo.

Es necesario abrirnos a la verdad total del Evangelio de Cristo en su Iglesia, evitando la selección ilegítima de sus palabras y la polarización exclusivista sobre determinados aspectos de su mensaje. Quizás las lectura o la escucha parcial y reduccionista del Evangelio sea lo que nos mantiene cada vez más separados y distanciados unos de otros, creyendo que somos nosotros los que poseemos la única verdad, teniendo la pretensión de que nuestra escucha del Evangelio es la única auténtica, despreciando incluso la visión y la experiencia de otros creyentes.

El Buen Pastor es uno y uno sólo su rebaño. Los que hemos sido llamados a vivir con pasión la entrega del Buen Pastor en nuestra vida, por el sacramento y la gracia que hemos recibido, los que hacemos del diálogo con Dios un lugar privilegiado para arrodillarnos y lavar los pies de la humanidad, los que escrutamos las Escrituras para guiar en el camino a los que buscan, los que consagramos nuestra vida a la vez que consagramos el Cuerpo de Cristo y bebemos su Sangre derramada “por nosotros y por nuestra salvación”… no podemos más que buscar la unidad de todos en un mismo Cuerpo.

¡Ánimo y Adelante!

+ Antonio Gómez Cantero
Obispo de Teruel y Albarracín

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