Cáritas nos pide a todos que esta Navidad estemos “más cerca que nunca”. Parece una contradicción en este tiempo de pandemia, pero no lo es. A todas las personas que trabajáis y apoyáis a Caritas (personas voluntarias, socios, colaboradores, personal contratado, las que dais una aportación puntual, las que miráis con buenos ojos nuestra labor, los que desde las parroquias os mantenéis atentos a las necesidades más cercanas) a todas, gracias por estar ahí y por ayudarnos a cambiar un poco más el corazón de cada uno de nosotros.
Para llegar a estar más cerca, es necesario recorrer los caminos del Evangelio, estar atentos, mirar, desde los ojos de Dios, a todos los que nos rodean, acercarnos y acogerlos. Nuestros belenes populares nos hablan de este gran misterio, y si los observamos con ojos contemplativos, nos daremos cuenta que Cáritas es también Navidad.
Es un camino de salida, como el de aquellos que, a José y María, les cobijaron en su establo para pasar la noche. Ellos nos enseñan a compartir lo poco que tenemos, aunque parezca una nimiedad, pero dieron respuesta a una necesidad inoportuna que no esperaban, que nos saca de nuestro ensimismamiento.
Es un camino de salida, como el de aquellos pastores, que permanecían vigilantes en la noche, despiertos, con los oídos bien atentos, como debíamos estar nosotros en estas noches de nuestro mundo. Ellos nos enseñan a mirar más allá de la oscuridad y a preocuparnos por las familias que siguen pasando necesidad.
Es un camino de salida, como el de aquellos sabios que vinieron de lejanas tierras y de otras religiones, camino de desprendimiento, buscando una luz que les guie, una verdad que los oriente, sin dejar de caminar en la noche. Ellos no enseñan a salir de nuestras zonas de confort.
Es el camino de salida, de todas aquellas personas sencillas que se acercaron al portal, llevando lo poco que tenían, compartiendo con aquellos que aún tenían menos, aunque fuera el hijo de Dios. Porque tuve hambre y me disteis de comer, estuve desnudo… hay tanta gente de buena voluntad que añaden su pequeña aportación y ¡hacen tanto!
Sólo los poderosos y los soberbios, aquellos encerrados en sí mismos, preocupados por su bienestar, como Herodes, apartado del pueblo en su magnífico palacio, no se enteró de la media la mitad.
Caridad, querida comunidad, no es simplemente dar una limosna, no. Es compartir lo que es de todos. En estos días celebramos que Jesús se hizo uno de nosotros para elevarnos a la categoría de Dios. San Pablo lo explicaba de esta manera: ha compartido su herencia con todos nosotros. Compartamos también esta herencia con los más necesitados, seremos como Dios, pero él es Amor, él es Caritas.
Os animo a compartir y a vivir en sencillez. ¡Ánimo y adelante!