El filósofo Séneca dijo: «Cuando no sabes hacia donde navegas, ningún viento es favorable», y no le faltaba razón. Para poder avanzar, hay que saber cuál es la meta y de qué medios disponemos para alcanzarla. En la vida de nuestra Iglesia también necesitamos conocer la meta y saber con qué medios contamos; esto es: necesitamos un “plan pastoral”, que nos ayude a concretar cómo vamos a desarrollar la misión que el Señor sigue encomendando a su Iglesia, en esta tierra y en este tiempo que nos toca vivir.
Después de más de un año y medio de reflexión compartida, el pasado sábado 17 de junio, aprobábamos en Asamblea Diocesana el Plan Pastoral que será nuestra hoja de ruta durante los próximos cinco años. Seguramente no es un Plan perfecto, pero es el Plan que hemos intentado elaborar entre todos con la ayuda del Señor. Sois muchos los grupos y personas que habéis aportado vuestras reflexiones, intuiciones y propuestas para configurar este Plan. Desde septiembre de 2021, los cristianos y cristianas que conformamos esta Iglesia de Teruel y Albarracín hemos rezado, reflexionado y dialogado juntos, y, a través de este camino sinodal, hemos tratado de descubrir la ruta que el Espíritu Santo está marcando a nuestra Iglesia diocesana.
Nuestro Plan Pastoral ha querido recoger todas las propuestas que habéis presentado y se han articulado en tres bloques, que se corresponden con tres aspectos fundamentales de la identidad cristiana: la espiritualidad, la comunión y la misión o, dicho con otras palabras: la relación con Dios, con la comunidad y con el mundo. En el capítulo de espiritualidad, se señalan medios para crecer en la oración y formación de quienes participamos habitualmente en la vida de las comunidades. En el apartado de la comunión, proponemos medios para que las unidades pastorales y parroquias sean comunidades más vivas, que favorezcan la participación de todos los cristianos en la vida parroquial y diocesana. En el bloque de la misión, fijamos la atención sobre todo en quienes han abandonado la vida de la Iglesia o nunca formaron parte de ella.
Ahora nos toca ponerlo en marcha entre todos. Superemos la tentación de pensar que el Plan Pastoral “no va conmigo”. Va contigo, aunque te sientas demasiado mayor, demasiado joven, demasiado pecador o demasiado al margen. No es una hoja de ruta sólo para los sacerdotes y para las parroquias, sino para todos los bautizados. A todos os invito a leerlo y preguntaros: ¿qué me pide Dios a través de este Plan?, ¿qué puedo aportar para hacerlo realidad? Todos podéis rezar y muchos podréis ofrecer vuestros talentos para que se cumpla alguno de los objetivos señalados.
Queridos diocesanos y diocesanas, ¡gracias por vuestras aportaciones para elaborar el Plan Pastoral y gracias por vuestra disponibilidad para ponerlo en marcha! Qué el Señor y su Santa Madre nos sigan acompañando en esta aventura.