El pasado viernes 1 de septiembre el Papa volvió a invitarnos a orar por «el cuidado de la Creación». Abrió así el llamado «tiempo de la Creación», que se prolongará hasta la fiesta de San Francisco de Asís, el próximo 4 de octubre.
En su mensaje, el Santo Padre nos invita a escuchar el latido materno de la tierra y nos recuerda que: «el consumismo rapaz, alimentado por corazones egoístas, está perturbando el ciclo del agua en el planeta. El uso desenfrenado de combustibles fósiles y la tala de los bosques están produciendo un aumento de las temperaturas y provocando graves sequías. Horribles carestías de agua afligen cada vez más a nuestras casas, desde las pequeñas comunidades rurales hasta las grandes metrópolis. Además, industrias depredadoras están consumiendo y contaminando nuestras fuentes de agua potable con prácticas extremas como la fracturación hidráulica, para la extracción de petróleo y gas, los proyectos de mega-extracción descontrolada y la cría intensiva de animales». Ante esta preocupante realidad, el Santo Padre nos señala tres tareas:
1ª. Nuestra “conversión ecológica”, practicando «el respeto ecológico en cuatro direcciones: hacia Dios, hacia nuestros semejantes de hoy y de mañana, hacia toda la naturaleza y hacia nosotros mismos». Esta conversión requiere cambios interiores que tengan repercusión en la vida diaria, pues –como afirmó Benedicto XVI– «los desiertos exteriores se multiplican en el mundo, porque se han extendido los desiertos interiores» (Homilía del 24 de abril de 2005).
2ª. Transformar nuestros estilos de vida. «A partir de la grata admiración del Creador y de la creación, arrepintámonos de nuestros “pecados ecológicos”. Con la ayuda de la gracia de Dios, adoptemos estilos de vida que impliquen menos desperdicios y menor consumo innecesario. Colaboremos en la continua creación de Dios a través de decisiones positivas, haciendo un uso lo más moderado posible de los recursos, practicando una gozosa sobriedad, eliminando y reciclando los desechos y recurriendo a los productos y a los servicios, cada vez más disponibles, que son ecológica y socialmente responsables».
3ª. Cambiar las políticas públicas, «que gobiernan nuestras sociedades y modelan la vida de los jóvenes de hoy y de mañana». El Papa Francisco levanta su voz para que los líderes mundiales escuchen a la ciencia y se comprometan para frenar el riesgo de calentamiento global y detener así «esta injusticia hacia los pobres y hacia nuestros hijos, que sufrirán las peores consecuencias del cambio climático».
Por su parte, la Conferencia Episcopal Española anima a nuestras Iglesias a incluir «esta conciencia ecológica en los procesos catequéticos de los niños y jóvenes, pues el cuidado de la Creación es sin ninguna duda un elemento central en la formación cristiana».
Recibid mi cordial saludo en el Señor.