Gracias a Dios, la Navidad despierta buenos deseos, motiva buenas acciones e impulsa compromisos continuados en muchas personas. Valoremos cada gesto sencillo de ayuda y de ternura, ya que puede hacer mucho bien y, además, refuerza la cadena de solidaridad que debe unirnos a todos.
En estas fechas, Cáritas nos lanza un mensaje muy personal: “en esta Navidad tú tienes mucho que ver”. Aunque nos consideremos pequeños, insignificantes e incluso pecadores, tenemos mucho que ver con la Navidad, pues será Navidad en la medida en que cada uno nos dejemos contagiar por la ternura de Dios hecho un bebé indefenso, reclinado sobre unas brazadas de hierba. Será Navidad en la medida en que logremos mirar y sonreír con amor a quienes están a nuestro lado, sobre todo cuando sufren. Así encenderemos las luces más necesarias, las luces de la esperanza. Cáritas nos anima a “no dejarnos cegar por las luces de la apariencia y de la superficialidad” y nos propone tres actitudes que debemos adoptar para que brille la luz de la solidaridad:
La primera: “Enfoca la mirada y abre el corazón. Ponte las gafas adecuadas para corregir tu forma de mirar y de situarte ante lo que está pasando alrededor”. Apartemos definitivamente la indiferencia, que nos impide ver las injusticias y el sufrimiento; aparquemos el pesimismo, que paraliza y entristece; desterremos los intereses creados, que nunca muestran lo que podemos aportar; arrojemos el escudo de la falsa modestia con el que nos defendemos de la llamada a poner aunque sólo sea un granito de arena para la solución de los problemas.
La segunda: “Contempla el mundo con los ojos de Dios. Es la mirada nueva de Jesús al mundo desde la bondad y la ternura de Dios la que hace ver nuestra humanidad frágil y quebradiza, necesitada de ser sostenida”. Dios nos mira de cerca y con cariño; valora cada gesto de amor; se fija más en lo bueno que hacemos que en nuestros errores… Que su mirada transforme la nuestra.
La tercera: “Convierte la mirada en acción. Todas las personas tenemos mucho que ver en las oportunidades que otras pueden tener. Lo que tú hagas o dejes de hacer, lo que puedas aportar puede dar vida, aliviar la soledad, sanar el alma, hacer que otros y otras sientan que la vida brota nueva en ellas”. Dios ha puesto en nuestras manos un poder curativo, que se multiplica cuando lo utilizamos en favor del prójimo.
Queridos hermanos y hermanas, aprovechemos la oportunidad de ser Navidad, Amor y Esperanza. Recibid un saludo muy cordial, en el Señor.