En Carta desde la fe, Obispo de Teruel y Albarracín

 

Al comenzar mi andadura como pastor de esta querida Diócesis de Teruel y Albarracín, elegí el lema “Como Tú y Contigo”. Estas palabras son el eco de mi pobre respuesta a la llamada de Jesucristo, tal como la presenta San Ignacio de Loyola en el libro de los Ejercicios Espirituales, cuando escribe: «Quien quisiere venir conmigo ha de ser contento de comer como yo, y así de beber y vestir… Asimismo ha de trabajar conmigo en el día y vigilar en la noche… Porque así después tendrá parte conmigo en la victoria, como la ha tenido en los trabajos».

Este lema me ha servido de inspiración en los momentos dulces y difíciles de la misión que se me ha confiado. Con todas mis limitaciones, he intentado situarme, trabajar y relacionarme al estilo de Jesús, es decir, “vivir como Él”, y he procurado buscar cada día momentos de intimidad “con Él”, como me recomendó vivamente el cardenal Juan José Omella, el día de mi ordenación episcopal, y nos recuerda el papa Francisco: «La primera tarea del obispo es rezar y no como un loro, ¡no! Rezar con el corazón, rezar. “No tengo tiempo”. ¡No! Deja todas las demás cosas. Rezar es la primera tarea del obispo».

El Santo Padre no sólo urge a los obispos a mantener la cercanía a Dios en la oración, también nos pide cuidar la cercanía a los hermanos en el episcopado, a los sacerdotes y a su santo pueblo. Por eso, tres años después, quiero utilizar el mismo lema “como tú y contigo”, pero con letras minúsculas, tal como me sugirió un sacerdote al poco tiempo de llegar a Teruel.

Con vosotros y como vosotros, amigas y amigos de Teruel y Albarracín, voy aprendiendo a ser obispo, a amar a esta tierra y a sus gentes, a valorar el esfuerzo y el sacrificio de tantas personas que han dado su vida en esta diócesis y por ella, a escuchar al Espíritu Santo para vislumbrar los caminos que el Señor va marcando a su Iglesia y a nuestro mundo. Como escribió San Francisco de Asís en su testamento, también yo quiero decir con el corazón agradecido: «Dios me ha dado hermanos». ¡Gracias por vuestra cercanía y cariño, por vuestra paciencia y comprensión, por vuestros ánimos y críticas, por vuestro trabajo y oración!

Pido al Padre que me conceda la gracia de saber dar prioridad, entre todas mis tareas cotidianas, al encuentro con Jesucristo, buen pastor, y con las personas que sois parte activa de esta querida Diócesis de Teruel y Albarracín. Como Tú y Contigo, Señor; como vosotros y con vosotros, queridos hermanos y hermanas.

Recibid un saludo muy cordial en el Señor.

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