La más bella oración: la Eucaristía
La Eucaristía es la más bella oración y también es la que hace que seamos Iglesia, es decir, comunidad. La Eucaristía nos convierte en COMUNIDAD ORANTE. Por eso, en esta Cuaresma, camino hacia la Pascua, vamos a celebrar la Eucaristía dominical como oración en comunidad, sabiendo que necesitamos ser ALIMENTADOS EN EL MISMO PAN.
1º domingo de Cuaresma: NO SOLO DE PAN VIVE EL HOMBRE… Jesús, como nosotros en el desierto de la vida, sintió hambre. Necesitamos ser “alimentados en el mismo Pan”, compartir juntos la vida. La oración en comunidad es una gracia para todos nosotros, sus miembros, de tal manera que no podemos sino participar en la Eucaristía con los hermanos. ¡Sin la Eucaristía no podemos vivir! Allí todos tienen un sitio, igual que lo tienen en el corazón de Dios.
2º domingo de Cuaresma: MESA QUE SE CONVIERTE EN ALTAR. Mientras oraba Jesús, el aspecto de su rostro cambió y sus vestidos brillaban de resplandor. En la Eucaristía se dan muchas transformaciones –transfiguraciones-. La primera consiste en que nuestros rostros se convierten en el de Jesús, pues Dios ve en ellos el de su Hijo. La mesa de la Eucaristía ¡una mesa de familia! se convierte en altar. Así lo llamamos porque en esta mesa el Padre lo entrega todo a los hijos; en esta mesa los hermanos, con Jesús, lo entregamos también todo.
3º domingo de Cuaresma: DEJARSE PERDONAR. Jesús es el viñador que, ante nuestra falta de fruto, nos sigue echando abono y nos cuida. En las palabras que pone en boca del viñador de la parábola, sentimos todo el perdón, todo el amor de Dios y su paciencia. Por eso, la primera oración de la comunidad en la Eucaristía es pedir perdón a Dios y a sus hijos, nuestros hermanos. Necesitamos ser “alimentados en el mismo Pan” del perdón y la paciencia de Jesús.
4º domingo de Cuaresma: ORAR ES ESCUCHAR. Jesús es el rostro del Padre, siempre en la puerta, para esperar al hijo pródigo y para urgir al hermano mayor a celebrar la fiesta de “vuelta a casa” del hijo perdido. Esta Palabra, revelada hace tantos siglos, fue escrita para ser escuchada por nosotros hoy. En nuestras relaciones con Dios y con los demás es importante el saber escuchar, que es la primera actitud de la oración. Escucha como nos dice Dios hoy: “Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo”.
5º domingo de Cuaresma: …EN EL MISMO PAN DE LA PALABRA. “El que esté sin pecado que le tire la primera piedra”. En esta palabra de Jesús, todos nos sentimos desenmascarados y a la vez invitados a mirar con misericordia a los demás. Jesús es el mismo Pan de la Palabra con que se alimenta nuestra solidaridad que fragua las relaciones con toda la comunidad en una oración por todos: la oración universal de los fieles cristianos por todos.
2º domingo de Pascua: ORAR PARA COMPARTIR TAMBIÉN LAS CRUCES. Jesús resucitado sale al paso de los miedos e incertidumbres de los hombres. En la mesa se presenta el pan y el vino. En esos dones está la acción de los hombres por crear condiciones dignas de vida, para que los derechos fundamentales de todos los hijos e hijas de Dios, de cualquier raza y condición, de toda lengua y nación, puedan ser disfrutados y ejercidos. La colecta realizada en la Eucaristía es señal de que la mesa está servida para los pobres, los preferidos de Dios.
3º domingo de Pascua: DAR GRACIAS PARA DISFRUTAR DEL DON. Jesús resucitado, hoy como antaño, nos dice: “Vamos, comed”; hoy se nos acerca y nos da su Pan, dando gracias. Actitud de agradecimiento que aprendió de su madre. Cuando María exclama: «Proclama mi alma la grandeza del Señor…”, lleva a Jesús en su seno materno. Alaba al Padre «por» Jesús, pero también lo alaba «en» Jesús y «con» Jesús. Esta es la verdadera «actitud eucarística».
4º domingo de Pascua: DANOS HOY NUESTRO PAN. Jesús es el Buen Pastor que da la vida por sus ovejas. La da totalmente y en plenitud: da la vida eterna. Nos la da en la Eucaristía: todo un banquete que anticipa el futuro, futuro que ha empezado ya con su resurrección. En la humanidad glorificada de Jesús ha comenzado ya la transfiguración del «cielo nuevo y tierra nueva». De hecho en la plegaria eucarística, se invoca al Espíritu Santo para que transforme el pan y el vino, también a nosotros, en sacramento del Resucitado. En la Eucaristía decimos: “Danos hoy nuestro Pan de cada día”, el Pan del Mañana, del que disfrutamos ya hoy.
5º domingo de Pascua: RECIBIR AMOR PARA DAR AMOR. Jesús nos da un mandamiento siempre nuevo: Amar como él ama, ¡hasta la muerte! Morir así es vivir. No sólo hay que pasar por la cruz para llegar a la vida de la Resurrección; en la misma Cruz se encuentra la Vida y la Gloria. Así lo expresa el evangelio de Juan, cuando dice que la elevación de Jesús en la Cruz es su elevación a la Gloria. Porque no hay más gloria que la del amor, y no hay mayor amor que dar la vida por el amigo y más todavía si se da la vida por aquel que te considera su enemigo.
6º domingo de Pascua: COMULGAR PARA SER COMUNIÓN ¡COMUNIDAD! El que ama a Jesús… es el “cielo”: el Hijo y el Padre hacen de él su hogar. Es hora de participar y compartir juntos el banquete. Nunca la comunidad es más Iglesia que ahora en el momento de comer del mismo Pan. Por eso, a este momento se le llama comunión, justo el nombre que más nos define: Somos comunión. Comunión con Cristo, comunión con los hermanos.
Domingo de la Ascensión del Señor: MISA PARA IR EN MISIÓN. Jesús resucitado envía a sus discípulos a proclamar la conversión a todos los pueblos. La más bella oración se le llama también Misa, por el rito de envío que se celebra al final: “Podéis ir en paz”, es decir, “Id en misión a llevar la paz”. A este respecto dice el Papa Francisco: “Nuestro dolor y nuestra vergüenza por los pecados de algunos miembros de la Iglesia, y por los propios, no deben hacer olvidar cuántos cristianos dan la vida por amor: ayudan a tanta gente a curarse o a morir en paz en precarios hospitales, o acompañan personas esclavizadas por diversas adicciones en los lugares más pobres de la tierra, o se desgastan en la educación de niños y jóvenes, o cuidan ancianos abandonados por todos, o tratan de comunicar valores en ambientes hostiles, o se entregan de muchas maneras mostrando ese inmenso amor a la humanidad que nos ha inspirado el Dios hecho hombre, Jesucristo.”
Domingo de Pentecostés: ORANDO JUNTOS, LOS HERMANOS LLAMAMOS A DIOS ¡ABBÁ! Jesús resucitado insufla el Espíritu Santo sobre la comunidad. Es el gran fruto de la más bella oración. El Espíritu Santo, don de Dios, o mejor dicho, Dios hecho don, es quien nos hace llamar a Dios “Abbá”, es decir, “Papá”. Así nos debe sonar la oración del padrenuestro, modelo de toda oración, haciendo nuestros los sentimientos filiales y fraternales del mismo Jesús, que no es “posesivo” en su relación con Dios y con los que él llama “Hermanos”, al llamar a Dios, Padre ¡Nuestro! Así, de veras, “somos comunidad”: orando.
La Delegación de Liturgia pone a su disposición también estas Catequesis Litúrgicas Diocesanas para los tiempos de Cuaresma y Pascua en nuestra Diócesis de Teruel y Albarracín.
En este curso Pastoral que destacamos que “Somos una Comunidad Orante”, se ha escogido para los Tiempos Litúrgicos de Cuaresma y Pascua el lema: “Alimentados en el mismo Pan”. Por eso se han centrado estas Catequesis en poner en valor la más hermosa oración que es la Eucaristía.
12 Catequesis en tamaño A5, para facilitar su impresión y distribución entre nuestras comunidades.