Itinerario Jubilar: Cuarto encuentro

CUARTO ENCUENTRO

(Centro Penitenciario de Teruel y Ermita de la Virgen del Carmen)

«…estuve en la cárcel y vinisteis a verme…»

(Mt. 25, 36)

INTRODUCCIÓN

Querido/a peregrino/a,

detrás de esos muros que hay a nuestra espalda se esconde vida. Es una pequeña aldea donde conviven unos 200 internos privados de libertad y los funcionarios asignados por Instituciones Penitenciarias a este Centro.

En esa aldea muchas veces predomina la derrota, la debilidad, el dolor, la desesperación, la mentira, la insolidaridad, etc. No es extraño que cueste detectar a Dios presente tras los barrotes, en los chabolos y patios, recorridos con aburrimiento por adultos y jóvenes, camino de un futuro generalmente peor aún.  Cuesta detectar la presencia de Dios entre la suciedad, moral o material, la dureza, la derrota, la desesperación, el pasotismo.

El Papa Francisco dibujó claramente ese clima en su visita a la prisión de San Joaquín en Santiago de Chile el 18 de enero de 2018: “Una condena sin futuro no es una condena humana: es una tortura…Toda pena tiene que tener horizonte de reinsertarse de nuevo”.

Caminando a su lado y compartiendo con ellos sus vivencias, desde Pastoral Penitenciaria, descubrimos con mucha frecuencia la presencia de Dios: “Estuve en la cárcel…” (Mt.25,36) No en forma triunfal, sino como pequeñas semillas de consuelo o de esperanza; son momentos de sinceridad, lágrimas compartidas, celebraciones vividas, pequeñas ayudas económicas, un rosario entregado, algún gesto de solidaridad o de comprensión, hasta de perdón. Son los granos de mostaza con los que se siembra el Reino de Dios.

“Si se encierra la esperanza no hay futuro para la sociedad”. “Nunca se prive a nadie del derecho de empezar de nuevo.  Velar porque el castigo no comprometa el derecho a la esperanza, el derecho a volver a empezar”. Son palabras del Papa Francisco dirigidas a funcionarios de prisiones de Italia en septiembre de 2019.

En este Año Jubilar el Papa Francisco nos invita a ser “signos tangibles de esperanza para tantos hermanos y hermanas que viven en condiciones de penuria. Pienso en los presos que, privados de libertad, experimentan cada día -además de la dureza de la reclusión- el vacío afectivo, las restricciones impuestas y, en bastantes casos, la falta de respeto”. (Bula de convocatoria del Jubileo “La Esperanza no defrauda”, nº 10).

Todos tenemos la experiencia de que sentirse perdonado, aceptado y querido por Dios, hace que la esperanza renazca, hace que la ilusión esté viva, y que la confianza en Dios se renueve. Donde hay renovación hay esperanza, hay futuro. “¿Nadie te ha condenado? … Nadie Señor… Levántate y en adelante no peques más” (Jn. 8, 11).

Desde este sentido de esperanza y fraternidad universal al que nos invita el Papa unámonos a los presos de esta cárcel que cada sábado en la Eucaristía y en otros momentos de su soledad lo expresan, como nosotros, con sus labios y lo ansían en su corazón: Padre Nuestro…

TESTIMONIO

“De la OSCURIDAD a la LUZ: mi transformación en el Centro Penitenciario de Teruel”, así titula su testimonio Miguel Ángel. Escuchemos este testimonio de FE y ESPERANZA.

 

ORACIÓN DESDE LA CÁRCEL

Dijo Jesús en Nazaret que él había sido ungido y enviado por el Espíritu “a proclamar la liberación a los cautivos” (…), “a dar la libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor” (Lc.4,16-20). Y en otra ocasión anunció que cuando vuelva al final de los tiempos, a unos les dirá: “Venid benditos de mi Padre, porque estuve en la cárcel y vinisteis a verme”. Y termina explicando que cuando hacemos eso a los presos se lo hacemos a él. (Mt 25,31-47). Le pedimos al Señor Espíritu y fuerza para seguir sus pasos:

DIME CÓMO PUEDO HACERLO, SEÑOR

Si puedo abrir los ojos a la realidad de los presos,
si puedo abrir los oídos y escuchar su clamor,
si puedo ofrecerles algún servicio liberador
dime cómo puedo hacerlo, Señor.

Si pudo visitarlos y acogerlos,
si puedo escucharlos y acompañarlos,
si puedo ser solidario con ellos,
dime cómo puedo hacerlo, Señor.

Si puedo ser presencia de Iglesia entre ellos,
si puedo en algo ofrecerles mi capacidad,
si puedo colaborar en su reinserción y liberación.
dime cómo puedo hacerlo, Señor.

Si puedo defender su dignidad,
si puedo proteger sus derechos,
si puedo abrirles caminos de esperanza,
dime cómo puedo hacerlo, Señor.

 

EL SEÑOR ME ENVÍA

+Hago un pequeño silencio y delante del Señor pienso qué puedo hacer yo, según mis capacidades y posibilidades, en favor de los presos en Teruel. No puedo cerrar los oídos al grito silencioso de los que sufren entre nosotros la privación de libertad…

+Aquí estoy, Señor. Envíame si puedo hacer algo en su favor que sea liberador y les abra horizontes de esperanza.

+Rezo a MARÍA, bajo las advocaciones de Virgen del Carmen y de la Merced, dos Avemarías: Una por los presos y por sus familias; otra por mí y por todos los que trabajan con ellos.

¡El Jubileo, una experiencia de liberación que abre a la esperanza!

I Encuentro

I Encuentro

II Encuentro

II Encuentro

III Encuentro

III Encuentro

IV Encuentro

IV Encuentro
Itinerario Jubilar: Cuarto encuentro

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