Itinerario Jubilar: Primer encuentro

PRIMER ENCUENTRO

(Iglesia de San Francisco, parroquia de los Santos Mártires Franciscanos)

«…porque fui forastero y me hospedasteis…»

(Mt. 25,35)

De Italia salieron, en la tercera década del siglo XIII, Juan de Perusa y Pedro de Saxoferrato, discípulos directos de San Francisco de Asís, evangelizadores de nuestra tierra hace 800 años. Recordamos algunos rasgos de su vida en el siguiente video.

En este templo descansan los restos de nuestros Mártires de Teruel, Juan y Pedro. Su fe en Jesús de Nazaret los puso en camino para ser testigos del Evangelio entre nuestros antepasados del siglo XIII. Sus primeros apostolados en Teruel fueron el cuidado a enfermos y leprosos en el hospital, servicio a los más pobres e intensa vida de oración. Una vez que se familiarizaron con la lengua, empezaron a predicar la palabra de Dios por las plazas de la ciudad y los pueblos de la comarca. Entre sus actividades apostólicas cuidaron de manera especial la catequesis a los niños.

El mensaje de entrega y servicio de los Santos Mártires Juan y Pedro sigue presente en nuestro barrio y en nuestra ciudad a través de quienes profesamos la misma fe y anunciamos con nuestra vida el mensaje de Jesús. Un mensaje de fraternidad que nos compromete en el servicio a los más necesitados y en la acogida al inmigrante que viene de lejos para dignificar su vida.

Ellos, con su martirio, confesaron su fe inquebrantable en el Dios del amor y la vida que Jesús nos ha revelado. Nos unimos a la fe que la Iglesia, reunida en el Concilio de Nicea en el año 325, confesó como signo de unidad y de comunión creyente. Con esa dimensión histórica y de actualidad proclamamos nuestra fe tal como la venimos confesando desde hace 1700 años:

CONFESIÓN DE FE

Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros lo hombres y por nuestra salvación bajó del cielo,
y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato;
padeció y fue sepultado y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.

ORACION FINAL

Siguiendo la invitación del Papa Francisco en su encíclica “Laudato Si” sobre el cuidado de la casa común proclamemos juntos el “Alabado seas, mi Señor” que cantaba san Francisco de Asís. Ese hermoso cántico nos recuerda que toda la tierra, nuestra casa común, es también como una hermana, con la cual compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos:

Altísimo y omnipotente buen Señor,
tuyas son las alabanzas,
la gloria y el honor y toda bendición.

A ti solo, Altísimo, te convienen
y ningún hombre es digno de nombrarte.

Alabado seas, mi Señor,
en todas tus criaturas,
especialmente en el Señor hermano sol,
por quien nos das el día y nos iluminas.

Y es bello y radiante con gran esplendor,
de ti, Altísimo, lleva significación.

Alabado seas, mi Señor,
por la hermana luna y las estrellas,
en el cielo las formaste claras y preciosas y bellas.

Alabado seas, mi Señor, por el hermano viento
y por el aire y la nube y el cielo sereno y todo tiempo,
por todos ellos a tus criaturas das sustento.

Alabado seas, mi Señor, por el hermano fuego,
por el cual iluminas la noche,
y es bello y alegre y vigoroso y fuerte.

Alabado seas, mi Señor,
por la hermana nuestra madre tierra,
la cual nos sostiene y gobierna
y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas.

Alabado seas, mi Señor,
por aquellos que perdonan por tu amor,
y sufren enfermedad y tribulación;
bienaventurados los que las sufran en paz,

porque de ti, Altísimo, coronados serán.
Alabado seas, mi Señor,
por nuestra hermana muerte corporal,
de la cual ningún hombre viviente puede escapar.

Ay de aquellos que mueran
en pecado mortal.

Bienaventurados a los que encontrará
en tu santísima voluntad
porque la muerte segunda no les hará mal.

Alaben y bendigan a mi Señor
y denle gracias y sírvanle con gran humildad.

 

PROPUESTA/INVITACIÓN:

Os proponemos que todo el Itinerario Jubilar lo realicemos en un ambiente de silencio, de recogimiento y de escucha para que la llamada de Dios penetre en nuestro corazón y nos conduzca por caminos de bien y de entrega a los demás. El Itinerario tiene cuatro ENCUENTROS: 1. Iglesia San Francisco; 2. Centro de Rehabilitación Psicosocial San Juan de Dios 3. Hospital Provincial de San José y 4. Centro Penitenciario de Teruel y Ermita de la Virgen del Carmen.

I Encuentro

I Encuentro

II Encuentro

II Encuentro

III Encuentro

III Encuentro

IV Encuentro

IV Encuentro
Itinerario Jubilar: Primer encuentro

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