SEGUNDO ENCUENTRO

Querido/a peregrino/a,

Estás a las puertas del Hospital de Salud Mental “San Juan de Dios”. Aquí están viviendo personas que se están curando de sus heridas anímicas y mentales. Aquí trabajan médicos, enfermeros, monitores y cuidadores de estas personas enfermas. Unos y otros tienen algo en común: Son personas que están ancladas en la esperanza.

Esta esperanza mueve a unos y a otros a transformar la realidad que viven, para poder abrirse a todas las posibilidades que la vida y la humanidad se les ofrece, que, como dice el Papa Francisco, consiste no sólo en las satisfacciones de cada día y en las mejoras de las condiciones de vida, “sino que nos transporta más allá de las pruebas y nos empuja a caminar sin perder de vista la grandeza de la meta a la que hemos sido llamados”(1): ser un cielo para los que viven con nosotros.

Esta esperanza que alberga esta casa manifiesta la capacidad de superación de toda persona humana. Esta esperanza ayuda a asumir las propias limitaciones y enfermedades, para, desde esta aceptación, lanzarse siempre hacia la libertad de seguir adelante, pensando en los demás, creciendo en humanidad y alegría.

Esta esperanza hace que pongamos toda nuestra atención, como dice el Papa Francisco, en “todo lo bueno que hay en el mundo, para no caer en la tentación de considerarnos superados por el mal”(2) o por las propias limitaciones. Dios nos hace ver signos de esperanza en la vida de todas las personas que viven y trabajan aquí.

Con este sentido de esperanza unámonos a los que viven y trabajan aquí y que cada sábado en la Eucaristía y en otros momentos de su enfermedad se dirigen a Dios como nosotros, con sus labios y corazón, diciendo: Padre Nuestro…

1 Papa Francisco en “La esperanza no defrauda” 25
2 Papa Francisco en “La esperanza no defrauda” 7

TESTIMONIO

“Aquí en este hospital me siento evangelizado, recobrando la esperanza”. Escuchemos este testimonio de FE y ESPERANZA.

ORACIÓN DESDE EL HOSPITAL DE SALUD MENTAL

Salmo 79: El rostro de Dios brilla en los rostros de las personas que viven y trabajan aquí

“Dar una sonrisa, un gesto de amistad, una mirada fraterna, una escucha sincera, un servicio gratuito… pueden convertirse en una semilla fecunda de esperanza para quien lo recibe” (Papa Francisco en “La esperanza no defrauda” 18)

Oh Dios, restáuranos: que brille tu rostro y nos salve
Pastor de Israel, escucha,
tú que te sientas sobre querubines, resplandece.
Despierta tu poder y ven a salvarnos.
Dios de los ejércitos, vuélvete: mira desde el cielo, fíjate, ven a visitar tu viña, la cepa que tu diestra plantó y que tú hiciste vigorosa.
Que tu mano proteja a tu escogido, al hombre que tú fortaleciste.
No nos alejaremos de ti; danos vida, para que invoquemos tu nombre.

EL SEÑOR ME ENVÍA

Hagamos un pequeño silencio y delante del Señor pienso qué camino he de seguir yo, según mis capacidades y posibilidades, para ayudar como Jesús, el Buen Samaritano, en favor de los enfermos y sus familias, así como con los que los cuidan aquí… “Ponerse en camino es un gesto típico de quienes buscan el sentido de la vida” (Papa Francisco en “La esperanza no defrauda” 5)

Pidamos la ayuda desde el cielo de la VIRGEN MARÍA y de SAN JUAN DE DIOS.